España necesita una estrategia muy proactiva en torno a la inteligencia artificial«. Para Andrés Pedreño esta declaración es casi un mantra. Una frase ‘sagrada’ que, en este caso, recita en Alicante ante los 1.500 asistentes al I Congreso Internacional de IA. El presidente de AlicanTEC está en casa y no está solo. Le acompaña durante todo el día una veintena de ponentes y, en el escenario, Nuria Oliver, directora de investigación en ciencias de datos en Vodafone.
Ambos han dado el primer paso para que nuestro país (al menos) cuente con un diagnóstico sobre esta disruptiva tecnología. El documento está listo, el problema es que el Gobierno «se lo está tomando con muchísima tranquilidad», comenta Pedreño a INNOVADORES antes de su participación en el foro, organizado por El Independiente y Suma Innova.
Hace cerca de un año, la entonces Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital convocaba un consejo de nueve sabios encargados de la redacción del Libro Blanco sobre la inteligencia artificial en España. Esta guía es imprescindible para definir una estrategia nacional, marcar prioridades y superar retos pendientes. Todos los países que han apostado por la IA la tienen.
La previsión era publicarla en julio de 2018, pero el zigzagueo gubernamental ha ido atrasando su lanzamiento. Ahora, el primer borrador está listo, dice Oliver, al menos la parte estratégica, porque el retraso obliga a ir actualizando el estado del arte de la tecnología.
En principio, el nuevo Gobierno parece interesado en contar con un plan nacional sobre IA. Al menos, así lo manifestó la nueva Secretaría de Estado para el Avance Digital en una reunión con el consejo de sabios que tuvo lugar a finales del mes de agosto. Desde entonces, la Administración no se ha vuelto a poner en contacto con los expertos.
Como ocurre con todas las nuevas tecnologías, el tiempo es oro. Si el Libro Blanco se hubiese publicado en julio, España habría tomado una posición apropiada respecto a Europa; pero, lo que es mejor, se habría adelantado a Latinoamérica. Nuestro país tenía la oportunidad de alzarse como la primera referencia en inteligencia artificial en español, aunque en este tiempo otros han ido definiendo sus estrategias. En concreto, México ya está elaborando su propio Libro Blanco. En Europa no nos hemos enterado en qué división de la inteligencia artificial jugamos.
Pero los sabios no pierden la esperanza. «Yo todavía no he tirado la toalla», asegura Oliver a INNNOVADORES. «Si el retraso significa que detrás hay un compromiso, bienvenido sea ese retraso porque por lo menos conseguirá tener un impacto cuando se publique», argumenta.
Pedreño y Oliver, como es lógico, aún no pueden adelantar las conclusiones del Libro Blanco; pero sí que hablan a título personal. La directora de investigación en ciencias de datos en Vodafone subraya el papel decisivo de la inteligencia artificial comparando su impacto con el que tuvo la electricidad en la Segunda Revolución Industrial. «Las grandes potencias mundiales han entendido este mensaje», dice. «Aunque quien se ha marcado una estrategia más ambiciosa es China«, añade. De momento, Estados Unidos sigue liderando esta carrera. ¿Y Europa? «Europa se ha quedado en medio», dice Oliver.
Pedreño resume este retraso con un sencillo ejemplo: «Hace unos meses, Francia nos impresionaba con una apuesta de 500 millones para IA. Hace un mes, el MIT, una única universidad estadounidense, anunció que invertirá 1.000 millones«. Y agrega: «Sabe en qué división juega y los europeos no nos hemos enterado»».
¿Qué pasa entonces con los países que solo por cuestiones de presupuesto no pueden competir contra estos gigantes? No está todo perdido. Todavía tienen una opción. El presidente de AlicanTEC apuesta por «poner el foco en temas donde la inteligencia artificial pueda ayudar a la transformación digital y defender la competitividad de aquellos sectores fundamentales para la economía nacional con peso a nivel mundial». Estos son, a su juicio, básicamente dos: el turismo y la sanidad. Sin perder de vista el «músculo en el sector financiero».
«La inteligencia artificial puede ser decisiva y dotar de mayor competitividad a las industrias donde España tiene mayor peso», comenta. «Ahí está la ventaja competitiva». Pedreño aconseja «no hacer algo a la defensiva». «No esperes la disrupción, hay que aspirar ser disruptivos, al menos en esos sectores».
El también exrector de la Universidad de Alicante destaca que aunque hay otros asuntos relacionados con la IA que son «importantísimos», como son sus consecuencias éticas, el desarrollo económico es donde «nos jugamos el ser o no ser». «Si no somos un país con desarrollo propio, difícilmente podremos aplicar normativas y éticas porque seremos dependientes de otras naciones».
Empleo y educación
El debate de la inteligencia artificial va unido, indivisiblemente, al del empleo. Muchas voces critican el impacto negativo de esta tecnología sobre los puestos de trabajo de hoy, aunque Pedreño opina que es irreversible. «Otros países asumirán la automatización pata ganar competitividad y si ellos lo hacen, nos sacarían del mercado», explica. «Lo que hay que hacer es aprovechar el potencial de creación de empleo ligado a la inteligencia artificial».
Para Pedreño, la inquietud debería ser otra: la formación. «La educación es absolutamente esencial». Y continúa: «Estamos preocupados por la generación de empleo cuando, en realidad, deberíamos estar preocupadísimos por el potencial empleo que no se va a crear debido a una falta de estrategia para desarrollar el capital humano».
El sabio recuerda que en los próximos cinco años se necesitarán 1,25 millones de empleos relacionados con el universo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). «Ni siquiera vamos a ser capaces de generar ni la cuarta parte». Y tampoco vamos a poder importar este talento de otros países porque el reto es común para todos.
Una de las posibles soluciones que proponen Oliver y Pedreño es la introducción del pensamiento computacional en la Educación Primaria y Secundaria con el objetivo de «generar más vocaciones en el ecosistema del algoritmo».
Básicamente consiste en que los niños comprendan el lenguaje de la máquina jugando con ellas, de la misma manera que ahora ya aprenden idiomas. «Esto va a ser importante ya vayan a ser biólogos, arquitectos o economistas. Todos vamos a tener que dialogar con las máquinas», subraya Pedreño. Lo mismo ocurre con la Educación Superior. «Hace falta hibridación en títulos universitarios», aboga.