La Inteligencia Artificial aún no es equiparable a la humana, pero su desarrollo exponencial apunta a que en 10 ó 15 años sí podría serlo. Sin embargo, su penetración entre las pequeñas y medianas empresas españolas es prácticamente inexistente. Así se puso de manifiesto ayer en el II Congreso de IA organizado por Suma Innova y El Independiente celebrado en el Adda.
La influencia de la Inteligencia Artificial sobre la actividad económica y la competitividad empresarial tuvo especial peso en el programa de la jornada con la celebración de dos de las seis mesas de debate.
Bajo el título ‘El impacto de la IA en distintos sectores empresariales’, la primera de ellas contó con las voces de Andrés Torrubia, CEO de la plataforma Fixr.es y cofundador del Instituto de Inteligencia Artificial; Lasse Rouhiainen, escritor, consultor y experto en IA, tecnologías disruptivas y marketing digital; y Asunción Gilsanz, directora Cognitive Solutions del Banco Sabadell. Todos ellos coincidieron en que la incardinación de la IA en el tejido empresarial español se encuentra aún en una fase muy incipiente. “En las pymes apenas conozco casos en los que se esté aplicando”, afirmó Torrubia.
Y ello a pesar de que el tiempo corre en contra de los rezagados. Según Rouhiainen, actualmente el 20% del trabajo lo hacen las máquinas y dentro de un periodo no superior a dos años alcanzará el 40%. En muchos casos, el impacto sobre el empleo será “de golpe” en muchos sectores. Se puso como ejemplo los efectos que tendrá no mucho más allá de ese horizonte temporal la conducción autónoma para transportistas y taxistas. La clave estaría, según Torrubia, en planificar cómo hacer esa transición. La renta básica universal o condicionada sería, según los intervinientes, una cuestión a empezar a debatir ya en España.
En el lado positivo, y aun con toda la incertidumbre propia de una era en rápida transformación, los ponentes coincidieron en resaltar que los nuevos tiempos traerán consigo nuevas oportunidades. Advirtieron, no obstante, que será necesario habituarnos a una reinvención constante. “En cinco años se multiplicarán por diez los ingresos asociados a la Inteligencia Artificial”, aseguró Gilsanz.
En cuanto a los sectores que con mayor rapidez van a experimentar el cambio citaron el financiero, el sanitario y el 5G aunque lo deseable, añadieron, es que cualquier sector tome conciencia de la necesidad de acometer su propia adaptación y transformación.
Una normativa europea que permita competir con China o EEUU y una Educación que corrija a tiempo el déficit actual de perfiles tecnológicos, fueron otras de las claves abordadas
El reto de su capilaridad
La segunda mesa redonda relacionada con los efectos de la automatización sobre la competitividad empresarial se centró en analizar la IA como elemento diferencial de las empresas tecnológicas. Fue el momento de escuchar el uso que hacen de ella las grandes multinacionales. Héctor Sánchez Montenegro, National Technology Officer de Microsoft; Alberto Céniz, Sales Manager Enterprise, Google Cloud at Google; Olga Blanco, directora de IA IBM España, Portugal, Grecia e Israel y Elena Gil Lizasoain, directora global de Big Data de Telefónica y CEO de LUCA, la unidad de datos e inteligencia artificial de Telefónica, fueron los intervinientes.
Los conceptos que sirven de base a la IA, coincidieron todos los ponentes, se conocen y manejan desde hace décadas. La diferencia en cuanto a sus posibilidades es que “hoy en día tenemos datos, la capacidad de computación y la algoritmia”, afirmó Céniz. Y aún así, “las compañías solo explotan el 0,5% de la información disponible” añadió en alusión a las posibilidades que abre esta herramienta.
El directivo de Google introdujo el tema de la importancia de democratizar la tecnología para lograr el gran reto de su capilaridad. Un asunto cuya relevancia compartió Héctor Sánchez, para quien a pesar de los avances en el uso masivo de datos y en la capacidad de computación esta tecnología “simula muy bien la inteligencia pero no la tiene”. Lo que ocurre es que, a la velocidad con que está evolucionando, “ en 10- 15 años ya podría equipararse a la inteligencia humana”, aseveró. En cuanto a su capilaridad, animó a los emprendedores a ayudar a las empresas desarrollando aplicaciones prácticas con las múltiples posibilidades que ofrece la IA. En su opinión, “trabajar como socios” será la mejor forma de relación entre el humano y la máquina.
Por su parte, Olga Blanco, afirmó que para la enorme entidad del cambio que se avecina “estamos en el inicio del recorrido”. Afirmó que ya existen “sistemas que son buenos pero solo en una determinada tarea” pero para llegar a una inteligencia general “todavía nos quedan muchos años” y mucho más “para poder replicar algo tan propio de los humanos como es el sentido común”. A pesar del modesto lugar que ocupa España en la carrera de la digitalización, la directiva de IBM quiso destacar que “es uno de los países europeos que más están utilizando la IA” en sectores tan variados como el agroalimentario, el financiero, el eléctrico, el tributaria o el turístico.
Las telecomunicaciones es otro de los grandes sectores que han apostado por la IA. En el caso de Telefónica, según Elena Gil, “llevamos años transformando radicalmente la empresa y hoy la usamos en todas las áreas”. En su opinión, “el principal reto del big data y de la IA son los valores, que haya transparencia, control y seguridad para que la evolución sea positiva” y, aunque la regulación es importante “ también es necesaria una cierta autoregulación”.